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Portada de "Ávidas pretensiones" |
El panorama inicial era
desolador, apenas éramos quince personas esperando la llegada de Fernando Aramburu que había recalado temporalmente en Madrid para presentar su última novela
“Ávidas pretensiones”, galardonada con el premio Biblioteca Breve
2014. El autor hizo su aparición puntualmente junto a Elena Ramírez, editora de
Seix Barral, y otro escritor, cuyo nombre desconozco, en la tercera planta de
la librería-cafetería La Central. Aun viendo el escaso personal, no se vino
abajo y saludo con un sonoro buenas tardes y allí se pusieron manos a la obra.
Elena Ramírez, quien se
encontraba en el jurado del premio Biblioteca Breve, habló en primer lugar. En
su turno indicó las tres cualidades principales de la novela que llevó al
jurado del premio a fallar a favor de la misma. En primer lugar se encuentra el
valor que Aramburu da al género de humor en si mismo, un género que a pesar de
contar con una larga trayectoria en España, últimamente ha sido muy maltratado.
Por otra parte, destacó el gran esfuerzo que hay en el libro por hacer presente
el lenguaje a través de un narrador que una y otra vez se salta las reglas del
mismo. El tercer atributo que indicó la editora es la grandeza del mecanismo
que el autor emplea para hacer patente el humor en aquello que está contando.
Como comentó, esto es debido a que no solo emplea la parodia propia de los
acontecimientos, sino que el hecho de que el narrador se muestre distante de la
escena genera grandes momentos que provoca la carcajada del lector.
Antes de seguir habrá que ver, al
menos a grandes rasgos, de que trata esta novela que tan bien nos pinta la
editora Elena Ramírez, que todo hay que decirlo, es la editora del libro. Para
este fin, me voy a valer del propio texto presente en la contraportada del
libro ya que todavía no me lo he leído.
Con la llegada de la primavera, el
pueblo de Morilla del Pinar se prepara para recibir a lo más granado del
panorama lírico español, que acude a las terceras Jornadas Poéticas,
celebradas anualmente en el Convento de las Espinosas. La reunión de tres
días se presenta como la oportunidad perfecta para el desvarío de los
participantes, que llegan con ganas de juerga y un objetivo
común entre ceja y ceja: el sexo, la diversión y la gloria literaria,
acompañada preferiblemente de un pisotón al contrario. Todo es posible en estos
encuentros. Si algo puede acabar mal, terminará peor en unas jornadas que
difícilmente podrán volver a convocarse. Un recorrido por
las miserias del mundillo poético en una comedia de enredos que, a pesar
de su mordacidad, no está exenta de cierta dosis de ternura, la auténtica
receta del buen humor.
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Fernando Aramburu |
Una vez terminó la presentación
de “Ávidas pretensiones” por parte de la editora de Seix Barral, Aramburu
comenzó a hablar en un tono jovial y distendido, contando anécdotas que llegaba
a arrancar la carcajada de los escasos presentes. En primer lugar indicó que
desde el principio trató de inducir una lectura “curioso morbosa”, pues el
lector puede llegar a creer, debido al aspecto físico y al modo de comportarse
de los poetas, que algunos de ellos son personas reales pero cambiados de
nombres. Sin embargo, posteriormente desmintió la creación consciente, al menos
al cien por cien, de este efecto.
Según el autor, en el relato subyace la tensión de conceptos que ya en su juventud cultivaba en el Grupo CLOC de arte y desarte. En este caso la tensión se genera entre lo hermoso, lo bello que representaría el arte, y lo paródico, lo feo, lo grotesco que sería el desarte. Aunque si bien es verdad y el mismo reconoce, este segundo concepto es más predominante en esta novela.
Según el autor, en el relato subyace la tensión de conceptos que ya en su juventud cultivaba en el Grupo CLOC de arte y desarte. En este caso la tensión se genera entre lo hermoso, lo bello que representaría el arte, y lo paródico, lo feo, lo grotesco que sería el desarte. Aunque si bien es verdad y el mismo reconoce, este segundo concepto es más predominante en esta novela.
Seguidamente, contestando a las
preguntas del tercero en discordia, se introdujo en un terreno más técnico mostrando
que su objetivo principal a la hora de escribir una novela es que el lector
vaya descifrando e hilando todo lo que él presenta. De esta forma, sus lectores
no pueden presentarse como entes pasivos sino que se requiere de ellos un
comportamiento proactivo, al menos si desean enterarse de algo de lo que lee.
Para lograr tal meta, en esta obra se plantean cinco líneas narrativas al mismo
tiempo, lo que conlleva que haya cinco finales. A pesar de todo, Fernando
Aramburu no es un escritor de mapa o esquema como lo era Zola. Es decir, los
escritores que siguen un mapa en primer lugar se trazan, por ejemplo, un
esquema por capítulos en el que presentan los acontecimientos y todo lo que
desean expresar en cada uno de ellos, una vez que tiene la obra totalmente
definida la escriben siendo capaces de realizar esta última labor en unas dos
semanas. En oposición a este tipo de
escritores Aramburu podría definirse como un escritor con brújula, esto es,
escribe capítulo a capítulo, con ciertas ideas claro está pero sin un mapa de
acontecimientos que llegue hasta el final. En este sentido, el autor indico que
él, siendo un escritor de brújula, necesita cuatro elementos claves, un
narrador, los personajes principales, las líneas narrativas y un estilo
específico para cada una. Una vez ha dado con estos cuatro elementos y los ha
guardado en su mochila, se echa a la aventura de escribir capítulo a capítulo.
Para escribir la novela el autor
se ha basado en algunos acontecimientos propios, como por ejemplo los cursos
pedagógicos a los que asistía una vez al año cuando era profesor. También se ha
inspirado en elementos externos como las actividades llevadas a cabo por el
conjunto de literatos alemanes denominado Grupo 47. Sin embargo,
paradójicamente antes de que el libro se publicase Aramburu desconocía que se
hubiesen realizado reuniones reales de poetas similares a las descritas en la
novela, en ellas diversos autores del verso se reunían para exponer sus
textos ante el resto.
“Ávidas pretensiones” tiene pinta
de ser un libro con el que pasar magníficos momentos, sobre todo tras lo
expuesto en la presentación a la que he podido acudir, por ello es una novela
que me gustaría leer y queda anotada en mi marcador mental de lecturas
pendientes. A pesar de todo, tras la presentación me quedó un gran desasosiego,
¿cómo es posible que a la presentación (gratuita) en Madrid de un libro de un
autor medianamente conocido como es Fernando Aramburu asistiesen menos de
veinte personas? ¿Hay tan poco nivel cultural en este país o ha sido solo un
hecho aislado? Espero que este libro tenga las ventas que a primera vista se
merece.
Título: Ávidas pretensiones
Autor: Fernando Aramburu
Editorial: Seix Barral
Editorial: Seix Barral
Descripción: Rústica 416 páginas
Precio: 20,00 euros
ISBN: 978-84-32222-59-7
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