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Portada de "El infierno, el silencio" |
En el cuarto volumen de la saga
Blacksad el detective gatuno da con sus huesos en la mítica ciudad de Nueva
Orleáns, cuna del jazz. El director del sello discográfico La Chapelle Records,
Fausto La Chapelle que se encuentra gravemente enfermo, le encomienda encontrar
al mejor de sus músicos, Sebastian “Little Hand” Fletcher. Sebastian es un
virtuoso del piano que se hizo rico y famoso muy temprano, a pesar de ello, se
enganchó a la heroína y su vida entró en una profunda decadencia por culpa de
la misma. Pero el formidable pianista guarda un secreto que le atormenta y le
devora y que La Chapelle teme.
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Blacksad aceptando el encargo |
En “El infierno, el silencio” me
han sorprendido dos características que en los tres volúmenes anteriores no se
presentan o al menos lo hacen en menor medida. El desorden en la historia, es
decir, el uso de la elipsis temporal en un grado superlativo que inicialmente
crea en el lector una especie de incertidumbre hasta que se logra seguir la
pauta planteada por Canales. Esta artimaña obliga al lector a mostrar una
actitud participativa en la lectura lo que provoca una mayor inmersión en la
historia, ya que se debe ordenar el rompecabezas para lograr sacar todos los
detalles a la trama. Para completar esta elipsis temporal, Guarnido se dedica a
jugar con el color para generar énfasis en los recuerdos, en hechos previos y
posteriores generándose una mayor profundidad narrativa. Ambos recursos
confieren un valor añadido a “El silencio, el infierno” y muestran la constante
innovación que los autores plantean en sus cómics.
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Viñetas geniales de claros y sombras bajo un árbol |
“Alma Roja”, tercer volumen de la
serie, representó la consagración de Blacksad, tanto a nivel artístico como
narrativo, y por consiguiente de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido. Con “El
infierno, el silencio” esta genial dupla demuestra que además de hollar la
cima, también son capaces de permanecer en ella. No se puede por menos que
quitarse el sombrero ante la gran historia tejida por Juan Díaz Canales, quien
no da puntada sin hilo. Y por supuesto, elogiar a Juanjo Guarnido que con sus
dibujos permite que el lector se sumerja en esta gran historia de un jazz. Por
lo visto, la gente de la Comic Con de San Diego 2013 pensaron algo similar pues
la obra, “El infierno, el silencio” o mejor dicho, los padres de la bestia,
recibieron dos prestigiosos premios Eisner. Uno a la Mejor edición norteamericana de material internacional, compartido
por Canales y Guarnido, y el segundo para Juanjo Guarnido como Mejor ilustrador/ artista multimedia.
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