sábado, 14 de diciembre de 2013

Dublinés de Alfonso Zapico

Portada de Dublinés
Los cómics, tebeos o como queráis llamarlos, pueden presentar una faceta educativa e histórica a parte de contarnos fascinantes tramas fantásticas y de aventuras, o de lo que se tercie. Un ejemplo muy claro es el volumen que hoy comento, Dublinés de Alfonso Zapico publicado por Astiberri, que fue Premio Nacional del Cómic 2012, ahí es nada.

Alfonso Zapico autor de Dublinés
Pues nada, al lío. Dublinés cuenta la vida, obra y milagros de uno de los mejores prosistas de habla inglesa del siglo XX, James Augustine Aloysius Joyce, James Joyce para los amigos y el mundo en general. El cómic no es una mera biografía del autor de “Ulysses”, en él, además de contarnos la vida de Joyce, Zapico expone, con gran maestría y amenidad, los principales acontecimientos históricos de la época que influyeron al autor. Ello unido a la descripción del entorno familiar y círculo de amistades de Joyce hace que nos podamos hacer una idea más precisa del autor, más allá de sus actos. Este afán por mostrar las relaciones que mantenía Joyce con sus familiares, amigos y conocidos nos envuelve en momentos puntuales de la obra en una marabunta de personajes que puede liar en cierta forma al lector. También es cierto que a ello contribuyó el propio Joyce manteniendo una vida social muy activa y particular, por llamarla de alguna forma. Sin embargo, a mi juicio, el fin, en este caso, justifica los medios, y el gran número de personajes que aparece en el cómic tienen por objetivo contarnos anécdotas y momentos de la vida del autor sin los cuales la completitud descriptiva del mismo quedaría coja.

James Joyce autor de "Ulysses"
A decir verdad, James Joyce fue un personaje pintoresco, al que muchos tildarían de calavera si no fuese porque era un puñetero genio. Nació en Irlanda en 1882 y la mayor parte de su vida la pasó lejos de la tierra que le vio nacer, unas veces en París, otras en Trieste, Pola, Zurich, viajaba en cantidad. A pesar de que la última vez que pisó Dublín fue en 1912, esta misma es la ciudad en la que discurren todas sus historias. No tuvo trabajo estable ni sueldo fijo durante gran parte de su vida, aunque tampoco tenía pinta de que el trabajar más allá de sus escritos le apasionase. Ello implica que vivió en muchos casos de la pillería y el engaño, siendo los principales objetivos de tales actos sus amigos cercanos y sobre todo su hermano menor Stanislaus que vivió junto a James, su mujer y sus hijos durante largos periodos de tiempo. Por si fuese poco, la misma maestría que se gastaba con la pluma la aplicaba también de forma habitual en empinar el codo. La vida bohemia que llevó le permitió conocer a todo tipo de personajes, desde afamados escritores y editores coetáneos como Proust o Ezra Pound hasta borrachos, mujeriegos y envidiosos de la talla de Cosgrave o Gogarty. Todo ello, así como las dificultades que tuvo para lograr publicar sus libros o sus diferencias con la Iglesia y otras muchas facetas se describen a la perfección en el Dublinés de Alfonso Zapico.

Viñeta de Dublinés
Página de Dublinés
A excepción de que en determinadas ocasiones las anécdotas se presentan de una forma un tanto inconexa, me parece una biografía excelentemente relatada, con un guión ameno que arranca la carcajada en gran parte de la historia. El tipo de dibujo, semi-caricaturesco sin un gran alarde en detalles, encuadres o puntos de vista, es muy apropiado dada la envergadura del proyecto que se traía entre manos Zapico, hay que decir que el volumen cuenta con más de 200 hojas. Lo mismo sucede con el color, pues el cómic se encuentra coloreado en escala de grises lo que le confiere un aire de tiempo pasado muy acorde con la historia. Es un cómic muy bueno y bien trabajado, además de didáctico, (con razón que ganase el Premio Nacional del Cómic 2012)  que describe los dimes y diretes de una gran figura de la literatura del siglo XX y que pienso volver a leerme más pronto que tarde.

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