jueves, 23 de mayo de 2013

Y menudo cambalache para describir el movimiento de los cuerpos



Pues si, resulta que hubo un tipo en la Inglaterra del siglo XVII, al cual algunos datan de genio, que se hizo la artimaña Juan Palomo. El personaje en cuestión, se dio cuenta de que algo ocurría siempre del mismo modo, sin variación. Entonces, tuvo la idea de que quizás existiese una ley universal que describiese lo que veía continuamente. Pero se dio cuenta de que no tenía los mecanismos necesarios para describir lo que sus ojos estaban cansados de ver.

Y es aquí, cuando dicho individuo, comienza a guisarse y a comerse la comida. En primer lugar, y previendo la relación entre posición, velocidad y aceleración de los cuerpos, empezó a esgrimir lo que se dio en llamar cálculo diferencial. Esto tiene un doble merito, en primer lugar, por intuir la relación entre posición, velocidad y aceleración. Y en segundo, porque el desarrollo del calculo diferencial, bien podría haber sido un logro culminante en una carrera académica en la época. Además, dicho tipo de cálculo no es moco de pavo, y mucho menos si se parte de cero, como era el caso de este hombre.

En estas estaba el señor sentado a su mesa, y no le parecía suficiente su obra, así es que se dijo: “que narices, voy a completar la dichosa ley universal”. Y a ello se puso, se inventó un concepto, que nadie hasta la fecha había empleado, lo que convino en llamar fuerza. La describió con gran maña y maestrazgo, y aunque en un principio el concepto pudiese parecer casi filosófico, ha llegado hasta nuestros días.

Una vez hecho esto, planteó una ecuación polinómica que relacionase la fuerza y la aceleración. Vio, que el término independiente de dicha ecuación no iba a jugar ningún papel en aquella, la que después sería su ley, así es que ni corto ni perezoso lo despidió a mejor vida. Y también se dio cuenta que la relación que el había visto toda su vida era lineal, descubriendo además que tal constante de proporcionalidad era el inverso de la masa del cuerpo.

Y así, es como yo creo que el tal Isaac Newton obtuvo la ley que rige la dinámica de los cuerpos. La verdad es que a este señor hay que reconocerle su mérito, pues para lograr su hallazgo, tuvo que inventarse todos los utensilios necesarios, que si derivadas, que si fuerzas, que si aceleraciones. Es decir, el solo hace unos 350 años diseño la ecuación, que posteriormente ha traído de cabeza a sucesivos estudiantes de carreras de ingeniería y física.

Que lo podría haber hecho mejor, pues si, ya que a principios del siglo XX llego otro señor, que también fue un genio, y se sacó de la chistera la teoría de la relatividad. Einstein se dio cuenta que la formulación de Newton, tenía un error en la magnitud tiempo, y el se encargo de resolverlo. Sin embargo, tal error no es visible a las velocidades y masas del día a día, luego a mi parecer podemos perdonar tal error al pobre Newton, ya hizo el hombre demasiado con los medios de que disponía. Además, aquellos ingenieros que lean estas líneas dirán, “Y menos mal que no se dio cuenta, porque si ya me cuesta la mecánica clásica, imaginate que hubiese descubierto el notas la relatividad”.

Esto es una reconstrucción libre, muy libre de hecho, de cómo Newton logró describir el movimiento de los cuerpos, y como además partiendo de cero llegó a la meta fijada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario