miércoles, 15 de enero de 2014

La librería ambulante de Christopher Morley. Una alabanza a los libros.

Portada de "La librería ambulante" editada por Periférica

La sociedad estadounidense de inicios del siglo XX era cuadriculada, sectaria y predominantemente masculina. La palabra del hombre era poco menos que ley en su familia, la división de tareas y trabajos por género era clara y en contadas ocasiones alguien osaba llevar la contraria al cabeza de familia. Pues parece ser que Christopher Morley no estaba muy de acuerdo con el papel que le tocaba interpretar a la mujer dentro de este panorama. De tal guisa que en “La librería ambulante”, novela escrita en 1917, saca a Helen McGill de la granja en la que vive con su hermano Andrew y la embarca en un viaje a bordo de un viejo carromato, el Parnaso, con destino la venta de libros ambulantes.

Christopher Morley
Helen es una mujer madura que está un poco harta de su rutinaria vida, limpiar, hacer comidas y hornear pan para alimentar a su hermano. Y es que este hombre, Andrew, también tiene bemoles, es un escritor que se afana incansable en sus libros pero que de forma habitual descuida la granja en la que vive. Y además cuando le viene en gana desaparece durante largos periodos de tiempo para buscar inspiración para sus novelas.

Bajo la luz de los focos de este escenario aparece el entusiasta e idealista librero ambulante, Roger Mifflin. Quien tras años predicando el evangelio de los buenos libros y vendiéndolos de forma itinerante por los pueblos y caminos de la costa este decide abandonar el negocio en pos de escribir su propio libro. De forma que transfiere la empresa, el Parnaso, a Helen McGrill no sin antes mostrarle la manera de hacer negocio.

En este corto periodo de tiempo que pasan juntos por los caminos, lo justo hasta que el librero coja su tren a Brooklyn donde escribirá su libro, Helen descubre la pasión, el empeño y entusiasmo que el señor Mifflin pone en su labor de librero y transmisor de cultura. Y es que para Roger, a quien le puede el ensoñamiento cognitivo, un libro es mucho más que un conjunto de hojas garabateadas y encuadernadas, son diferentes historias, vidas, pasiones, ideales, son sabiduría y conocimientos. Ninguna persona que se precie dejará de tener un buen libro entre sus posesiones, llegará a decir. Pero en la sociedad rural americana de inicios de siglo la cultura no se estila, poca gente tiene libros en casa y menos son aún los que leen. Y en este punto quiero lanzar una pregunta que me ha sugerido el libro y que es realmente aplicable a la sociedad actual. ¿Cuál es la causa por la que una gran parte de la población no lee libros?

Según Mifflin, mostrándose quizás también el idealismo del autor, las gentes del entorno rural no leen por falta de accesibilidad a los libros. De manera que cuando se les presentan facilidades para adquirir buenos libros no les disgusta su lectura, es más, les agrada y repiten. Sin embargo, mucho me temo que esto difiere notablemente de la realidad actual.

Siguiendo el ejemplo de Roger, Helen se aventura por los caminos rurales en busca de una nueva vida o al menos de unas largas vacaciones, mostrando a las gentes las grandezas y valores que son capaces de transmitir los libros. El tránsito por los caminos y los acontecimientos varios que tienen lugar en ellos cambiarán su vida para siempre.

He de decir que el final de la novela me ha parecido un tanto disonante con parte de la filosofía que trata de transmitir, a pesar de ello, la calidad de la historia es excepcional. En cuanto a la prosa es clara y limpia, sin florituras superfluas, siendo las referencias literarias a autores británicos y estadounidenses una tónica en el discurso de Roger Mifflin. Contiene el libro bellas descripciones que te sumergen en idílicos parajes. Los personajes son tremendamente humanos con sus anhelos, expectativas y miedos siendo un buen reflejo de la realidad, lo cual acrecenta el realismo de la novela.

“La librería ambulante” es una magnífica apología de los libros, la literatura y la cultura en general. Y por ello hay que dar las gracias a la editorial Periférica por haber traducido por primera vez al castellano este clásico de la literatura americana. Muy recomendable para todo aquel que profese esa especie de amor platónico por estos puñados de hojas encuadernados.

PD: Ya se que las entradas en los blogs no llevan postdata pero hay dos cosas fuera aparte de los dos conceptos básicos que he indicado antes que no podía dejar pasar. Por un lado, la forma tan graciosa de mostrar asombro y enfado que tenía la gente en aquellos tiempos con expresiones como: “por el señor Cronos” o “por las barbas de Fulanito” muy graciosas todas ellas. La otra son los desayunos, comidas y cenas hiper-elaborados que se metían entre pecho y espalda, asombroso.

Título: La librería ambulante ( Parnassus on Wheels)
Autor: Christopher Morley
Traductor: Juan Sebastián Cardenas
Editorial: Periférica
Descripción: Rústica 184 páginas
Precio: 16,75 euros
ISBN: 978-84-92865-50-5

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